
Llegaron las vacaciones y tanto niños como adultos tenemos algo muy claro: divertirnos y relajarnos. Los niños terminan el periodo escolar y los papás nos tomamos unas muy merecidas vacaciones para pasarlas en familia, viajar, conocer un lugar nuevo, irnos de campamento y hacer nuevos amigos.
Creemos que es fundamental que todos nos divirtamos. Parte de los cambios que se dan en las vacaciones es que el horario de sueño de toda la familia cambia y eso no tiene por qué quitarnos la diversión ni angustiarnos. Aquí te van unos consejos muy útiles para que sepas cómo enfrentar estos cambios de una manera saludable para tu salud mental y emocional y la de tus hijos.
Nos cuenta la doctora Sara Lanau, pediatra y neuróloga especialista en sueño del equipo de Soy Tu Pediatra, que una de las preguntas más frecuentes que los padres le hacen en consulta es ¿cómo hago para que mi hijo descanse en vacaciones? Tomando en cuenta que los horarios parecen “trastornarse”.
Ella recomienda primero que todo: garantizar que el niño tenga las horas mínimas de sueño. Existen guías que dicen cuántas horas debe dormir un niño según la edad. Sin embargo, este número puede variar. Lo más importante es observar el estado de ánimo del bebé. Si está irritable, si llora mucho, pueden ser signos de cansancio. Más que cumplir un número de horas fijas, hay que ver si nuestro hijo requiere más o menos horas por la forma en la que se comporta. Entonces, si veo que mi hijo está cansado, que ya ha pasado un buen rato en que ha jugado o ha estado muy activo, lo mejor es llevarlo a un espacio aparte y propiciar el descanso. ¿Cómo? Dándole un baño o contándole un cuento para que primero se relaje y así conseguir que tenga al menos una siesta efectiva.
Otra pregunta que tienen los padres, sobre todo cuando los niños ya tienen 4 o 5 años y no han dejado las siestas es ¿a qué hora que se tiene que despertar y a qué hora se debe acostar? La recomendación de la doctora Lanau es que durante las vacaciones hay que ser flexibles. Es posible que un niño se acueste más tarde y se levante más tarde o más temprano de lo que en horario escolar hace. La investigación científica muestra que la flexibilidad en los horarios puede ser de un 30% hasta 70% de la rutina a las que están acostumbrados.
Por otro lado, parte de los cambios que se dan en vacaciones es que la alimentación varía. Los niños suelen consumir más azúcar y pueden presentar mucha energía. Por esto es importante cuidar el horario de la alimentación, incluso más que el del sueño en vacaciones porque puede ayudar tanto a niños como a padres a dormir con tranquilidad en la noche. De manera que una cosa que puede ayudar es no comer pesado en la noche para que el sueño se produzca con facilidad, ya que una comida “pesada” a las 8 o 9 de la noche hará que sea más difícil conciliar el sueño.
También, procura que tu hijo duerma en una cama o cuna aparte cuando estén de viaje debido a que si en las vacaciones duerme en la misma cama que los padres, cuando regresen a casa y tenga que dormir en su cama, la separación física puede ser más difícil. Si no es posible que tenga su propio espacio, no hay problema, pero los padres deben saber que el reajuste a la vida en casa puede tomar tiempo, incluso más de una semana.
Ahora bien, cuando estamos con adolescentes, el manejo del sueño será muy diferente. Puede resultar frustrante que no se duerman a la hora que los padres les dicen que lo hagan, así que con el adolescente hay que ser mucho más flexible.
En ocasiones pueden dormirse a las 2 o 3 de la mañana y esto no es grave, siempre y cuando no ocurra todas las noches. Y es que el problema de que suceda todas las noches es que se produce un efecto jet-lag, que es un cambio de horario. Por esta razón, es posible permitir que ocurra unas cuantas noches, siempre y cuando la mayoría de las noches la hora de dormir no pase de las 11 o 12 de la noche.
Por otra parte, cuando se acerca el fin de la temporada de vacaciones, la recomendación es irse ajustando de nuevo a la rutina. Retomar poco a poco el horario de sueño habitual recorriéndolo media hora cada día.
Para terminar, queremos decirte que la adaptación a los cambios será más sencilla en la medida en que seamos flexibles. La doctora Lanau señala que si los padres son sumamente estrictos en las rutinas, tanto que todo se tiene que cumplir como un relojero, al momento de permitir cambios en las vacaciones y luego volver a la rutina estricta, los niños se pueden confundir, porque pueden pensar que están recibiendo informaciones contrarias. De ahí que la clave es: ser flexibles con las rutinas en temporada escolar y en vacaciones. Recuerda que los extremos no ayudan y que la apertura a los cambios se verá facilitada por una actitud tranquila y abierta.
A modo de resumen te dejamos 5 tips:
- Para que los niños tengan un buen descanso y se garanticen las horas mínimas de sueño, llévalos a un lugar silencioso y ayúdalos a relajarse antes de dormir.
- Se flexible con la hora de dormir. No pasa nada si tu hijo no se duerme a la hora exacta todos los días.
- Cuando viajen, lleven las cosas de la casa (por ejemplo, baño portátil y cuna) para que no duerman en la misma cama que los padres.
- Retomar la rutina una semana antes de que terminen las vacaciones poco a poco.
- No ser muy estricto en las rutinas para que la flexibilidad sea aceptada.
Esperamos que esta información te sirva. Recuerda que si tienes más dudas, puedes consultar con la Dra. Sara Lanau, especialista en neurología y sueño de Soy Tu Pediatra y ¡disfruten las vacaciones!