
Si es su primera vez ingresando a una institución o el regreso de unas largas vacaciones, estos tips y recomendaciones les servirán como familia en el proceso de adaptación.
1. Vayan juntos a conocer el lugar al cual asistirá:
Lo ideal sería que la familia no, sobre todo el niño, conociera el jardín/colegio con anticipación. Así puede reconocer los espacios, los lugares importantes y las personas que estarán a su alrededor durante un buen tiempo. Además, esto les permite soñar con ideas sobre lo que puede llegar a hacer en ese sitio, y a los papás los ayuda a ver la diferencia entre el espacio que tiene en casa el niño y el espacio que disfrutará (en caso de que esto no pueda ser posible, muéstrale fotos que puedas encontrar en redes sociales o en internet para que pueda familiarizarse un poco con el lugar).
2. Hablar con frecuencia, pero con tranquilidad sobre su nuevo jardín/colegio:
Hablemos sobre lo que hará en este lugar, las personas que conocerá y las experiencias que podrá vivir – Mostremos el uniforme y los útiles escolares con anticipación con miras a generarles motivación.
Contar historias a los hijos sobre nuestra propia experiencia cuando estábamos en el jardín, en el colegio o en la universidad (ojalá sean positivas), les permite a ellos entender que es un proceso natural que vivimos todos y que nos lleva a lograr grandes metas, ¡además que los divierte y los invita a vivir sus propias historias!
Muy seguramente ya varias familias han pasado estos dos momentos del proceso de adaptación. ¡Pero tranquilos, nunca es tarde, hablando de crianza y procesos con los niños, para modificar conductas si lo hicimos de manera diferente! Lo importante es reconocer como papás qué es lo mejor para nuestros hijos, y empezar el cambio.
3. Valida las emociones de tu hij@:
Es natural que ellos sientan temor, ansiedad, incluso tristeza con este paso que están dando. Siempre exprésale que entiendes cómo se siente y explícale las razones por las cuales ustedes como padres consideran que es lo mejor para él; poco a poco empezará a comprender que hace parte de su desarrollo, que papá y mamá acompañan, lo escuchan y están disponibles para contenerlo. Tengamos presente que somos sus figuras de apego y separarse de nosotros les puede costar un poco.
4. Validate y controla tus propias emociones: ¡Si, nosotros los papás! (controlemos nuestras emociones.) Estamos en capacidad de hacerlo.
Recordemos que hemos tomado esta decisión pensando en el BIENESTAR de nuestro hijo, en su proceso de desarrollo, y ya por eso ESTÁ BIEN lo que hacemos. Así que, nada de culpas ni sentirnos «mala madre/mal padre» porque esto es en pro de ellos.
Unos padres tranquilos son sinónimo de un niño tranquilo. ¡OJO! Esto NO significa que el niño no pueda llorar en algún momento; claro que lo hará porque es la manera de expresar su sentimiento de extrañar a sus papás, pero logrará contenerse emocionalmente más fácil porque ve a sus figuras significativas tranquilas, y eso le da a entender que todo estará bien.
5. Evita prolongar las despedidas:
Sobre todo las mamás a quienes generalmente nos cuesta más despedirnos.
Si prolongamos la despedida, entramos con ellos hasta el salón, nos quedamos a su lado pretendiendo erróneamente que se tranquilicen, lo único que generamos es más ansiedad. Por eso, lo ideal es que demos un solo beso acompañado de un gran abrazo, le digamos cuánto lo amamos y le recordemos que volveremos por él cuando termine su jornada.
NUNCA nos vayamos sin despedirnos, esto puede generar la falsa creencia en ellos que hemos desaparecido (así de fantasioso es su cerebro a su edad, y no está mal) y pueden aparecer sentimientos más agudos de temor, tristeza y desconfianza.
6. Todos los niños son diferentes: ¡Y eso los hace completamente especiales!
Algunos puede que no lloren al entrar al jardín/colegio y adaptarse fácilmente; otros puede que no lloren al principio, pero al ver que se vuelve rutina el ir a este lugar, lo hagan después y otros tantos pueden llorar desde el primer día y demorarse poco o mucho para adaptarse. Lo importante es que identifiques cuál es el caso de tu pequeño, y lo acompañes con amor, paciencia, y con mucha empatía, entendiendo que es SU proceso y que tú estás para ser su guía, no para presionar ni reprender por su conducta.
7. ¡Lo más importante es la ACTITUD!:
si le transmites seguridad, confianza, si hablas con la verdad y con mucho amor, seguramente este proceso de adaptación rápidamente pasará a ser solo un bonito recuerdo que quedará en la mente y el corazón de la familia.
¡MUCHO ÁNIMO! ¡Acompañemos el proceso de nuestros niños con mucho amor!
Catalina Builes
Psicóloga
Especializada en Salud Mental del Niño y Adolescente